París, Francia, 27 ago.- La
directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, dijo hoy
que no piensa dimitir de su cargo pese a propósito de que es acusada por un
presunto caso de corrupción, en el periodo en que desempeñó el cargo de ministra
de Economía en Francia.
La directora del FMI
consideró que la Corte de Justicia de la República, una instancia que juzga solo
a aquellos ministros o exministros por delitos cometidos durante sus mandatos,
le había imputado por "negligencia" en el caso de las presuntas
irregularidades en el pago de una indemnización millonaria al empresario
Bernard Tapie.
Sin embargo, al ser
entrevistada por medios franceses, Lagarde dijo que seguirá su labor al frente
del FMI, misma que inició en 2011 cuando asumió el puesto dejado vacante por su
compatriota Dominique Strauss-Kahn, a quien se le acusó de abuso sexual.
En tanto, los abogados de
Lagarde afirman que la imputación de la directora del FMI es por
"negligencia" y no por "estafa en banda organizada", como
sucede con el resto de los implicados, entre ellos su jefe de gabinete de la
época, Stéphane Richard, actual presidente del operador de telecomunicaciones
Orange, y el propio Tapie.
Los abogados de Lagarde, que
consideran la imputación "sin fundamento", y dicen que apelarán la
decisión de la Corte de Justicia de la República, que la ha interrogado en
cuatro ocasiones, la última este mares, cuando permaneció 15 horas testificando
ante los jueces.
Luego de los
interrogatorios, los magistrados no habían pasado de la barrera de
"testigo asistido" atribuido a la directora del FMI, que se había
refugiado de esa situación para mantener su puesto en el organismo con sede en
Washington.
Lagarde enfrenta ahora a una
imputación por un delito penal que en Francia está penado con hasta un año de
cárcel y 15.000 euros de multa.
Por su lado, los jueces reprochan
que se haya sido negligente en el caso de la indemnización concedida por el
Estado a Tapie en 2007, de más de 400 millones de euros, como compensación por
la venta de la empresa de material deportivo Adidas.
Confiscado a Tapie, ese
grupo fue atribuido al banco Crédit Lyonnais, de titularidad pública, que lo
vendió en 1993 al empresario Robert Louis-Dreyffus. Tapie consideró el precio de
la venta muy inferior al de mercado e inició un litigio que duró años.
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